Experiencias desveladas
También conocido como el Códice de Akhmim, constituye un testimonio extraordinario del rico tapiz religioso y cultural del antiguo Egipto.
Este manuscrito copto del siglo V, desenterrado en Akhmim y designado oficialmente como Papyrus Berolinensis 8502, fue descubierto en enero de 1896 por Carl Reinhardt.
El códice, intrigantemente oculto entre plumas dentro de un nicho en la pared de un enterramiento cristiano en El Cairo, ofrece una fascinante visión del pensamiento cristiano y gnóstico primitivo.
Originario de finales del siglo IV o principios del V, este tomo encuadernado en papiro está escrito en el dialecto sahídico del copto, una lengua muy extendida en Egipto durante ese periodo.
El 16 de julio de 1896 llegó a los Museos de Berlín.
Allí, Carl Schmidt lo puso en conocimiento de la Real Academia Prusiana de las Ciencias.
El Códice de Berlín, que destaca por su composición única, es un códice de consulta única.
Está encuadernado con tablas de madera y envuelto en una cubierta que no es ni pergamino, ni piel grabada al alumbre, ni cuero marrón convencional, lo que aumenta su intriga histórica.
En este códice se encuadernan cuatro textos, todos ellos traducciones coptas de originales griegos.
El primero y quizá el más notable es un Evangelio de María fragmentado.
Este importante texto, que fue la fuente manuscrita primaria, sugiere un origen griego anterior traducido posteriormente al copto.
Aunque las páginas existentes están bien conservadas, el texto está incompleto, como demuestra la pérdida de las páginas 1-6 y 11-14, lo que supone que el códice comenzó originalmente con el Evangelio de María.
También se incluyen en el códice la Sofía de Jesucristo, el Apócrifo de Juan y un prototipo del Acta de Pedro.
Estos textos, analizados junto con otros anteriores de Nag Hammadi, han cautivado a los eruditos, sobre todo desde la década de 1970, cuando surgió un renovado interés por los documentos gnósticos cristianos primitivos, tras el descubrimiento de la biblioteca de Nag Hammadi en 1945.
El Códice de Berlín sigue siendo una pieza vital para comprender la literatura cristiana primitiva, pues ofrece una ventana al paisaje espiritual e intelectual de la época.
Su contenido, antaño oculto en la oscuridad, ilumina ahora las complejidades y diversidades del pensamiento cristiano primitivo.
Creado el 18 de marzo de 2020
Actualizado el sep de 2024