Parque Nacional del Desierto Blanco
El Parque Nacional del Desierto Blanco
En la vasta extensión del Desierto Occidental de Egipto se encuentra una maravilla de la naturaleza, el Parque Nacional del Desierto Blanco.
Con una extensión de 3.010 kilómetros cuadrados a ambos lados de la autopista, este parque se erige con orgullo como el primer parque nacional de Egipto, creado en 2002.
Se creó con un propósito visionario: salvaguardar el paisaje único de la zona de los impactos del turismo excesivo.
En sus inicios, se introdujeron medidas estrictas, incluidas fuertes multas por tirar basura y restricciones a la circulación de jeeps por pistas designadas.
Estas normas pretendían remodelar las prácticas de las empresas de safaris más interesadas en el beneficio que en la conservación.
Retos y resiliencia
Sin embargo, la trayectoria del parque no ha estado exenta de dificultades.
Durante la Revolución de 2011 se destruyó la taquilla y se dejó de pagar a los guardas del parque, lo que provocó una interrupción temporal del cumplimiento de las normas.
Durante este periodo, el cumplimiento de las tarifas de entrada y de las normas de acampada se hizo esporádico, dependiendo del encuentro ocasional con uno de los pocos guardas activos del parque.
A pesar de estos contratiempos, el parque ha demostrado una notable resistencia y sigue siendo un faro de belleza natural y conservación.
Un país de las maravillas geológicas y biológicas
El Parque Nacional del Desierto Blanco es una sinfonía de fenómenos naturales.
Aquí, grandes formaciones de roca caliza blanca, esculpidas por las implacables fuerzas del viento y la arena, crean un paisaje de otro mundo.
El parque también alberga los majestuosos acantilados del extremo norte de la Depresión de Farafra, las ondulantes dunas de arena que forman parte del Gran Mar de Arena y los serenos oasis de Ain El Maqfi y Ain El Wadi.
Elevaciones variadas y rica biodiversidad
Geográficamente, el parque abarca desde el punto más alto en El Qess Abu Said, que se eleva 353 metros sobre el nivel del mar, hasta el más bajo en Wadi Hennis, a 32 metros.
Esta variada topografía proporciona un refugio para una diversa gama de vida salvaje.
El parque es un santuario para la gacela Rhim, en peligro de extinción, y la vulnerable gacela Dorcas, junto con otras especies como el carnero de Berbería, chacales, zorros de Rüppell, rojos y de Fennec, así como los escurridizos gatos de las arenas.
Creado el 18 de marzo de 2020
Actualizado en Ago , 2024