Cronología histórica
Desvelando el Enigma de Edfu: Un viaje a través del tiempo y la majestuosidad
En el corazón de Egipto, donde las arenas eternas susurran historias de siglos pasados, el Templo de Horus en Edfu emerge como una joya luminosa entre los vestigios de la antigüedad. Entre los innumerables templos diseminados por esta antigua tierra, la grandeza de Edfu sigue siendo incomparable, pues es el único templo que se sabe que se completó en su totalidad. Elaborado meticulosamente a partir de resplandecientes bloques de arenisca, este colosal templo ptolemaico es un testimonio del ingenio y la devoción humanos.
A medida que uno se acerca, se hace evidente la transformación distintiva del templo. Se construyó sobre los sagrados terrenos de un templo anterior, una estructura que miraba al río con su majestuosa mirada. Sin embargo, el templo posterior, con su magnífica orientación de norte a sur, oculta ahora los restos del pilono oriental de su predecesor, testigo mudo del paso de las épocas. Aunque el velo del tiempo envuelve en el misterio el primer templo de Horus en Edfu, las inscripciones que llevan los nombres de los gobernantes del Reino Nuevo, entre ellos Seti I, Ramsés II y Ramsés III, insinúan sus contribuciones a su legado.
La génesis del templo actual, ante el que nos encontramos hoy, se remonta al año 237 a.C., cuando Ptolomeo III Euergetes I puso sus cimientos. Sin embargo, esta obra maestra monumental no fue inaugurada en su totalidad hasta el año 57 a.C. Los visitantes de antaño se acercaban a este santuario sagrado pasando por el imponente muro occidental del recinto, adornado con exquisitas tallas que representaban a los reyes ptolemaicos rindiendo homenaje a diversas divinidades.
En la actualidad, un aparcamiento para autocares de nueva construcción, una acogedora cafetería y un museo al aire libre guían a los visitantes sin dificultad hasta la entrada del templo. Al llegar al umbral del templo, la primera maravilla arquitectónica que saluda es el edificio rectangular con columnas conocido como“Mammisi”, una casa natal grecorromana. Esta estructura, dedicada a celebrar el nacimiento divino de Horus, sirvió de inspiración para el Mammisi romano de Dendera. Adornada con intrincados relieves que representan al dios Bes, escenas de nacimiento y el abrazo nutricio de Hathor sobre el niño Horus, esta estructura ofrece una cautivadora visión de las antiguas creencias.
Al acercarte, las colosales torres gemelas del pilono de entrada del templo se alzan sobre ti, cada una como un espejo de la otra. Son testigos de escenas intemporales del rey que vence a sus enemigos ante la mirada vigilante de Horus. Los surcos de los mástiles, donde antes ondeaban las banderas con la brisa, permanecen grabados en la piedra, conservando un trozo de la historia del templo. Dos estatuas de halcones de Horus montan guardia en la entrada, y su presencia inquebrantable refleja la santidad perdurable del templo.
Al cruzar el umbral, los visitantes son recibidos por un patio pavimentado flanqueado por columnatas adornadas con relieves que representan la “Fiesta del Hermoso Encuentro”, un gran festival que celebraba la reunión anual de Hathor y Horus. Los muros del patio narran la historia de esta magnífica celebración.
Delante se encuentra la fachada principal del templo, presidida por la icónica estatua colosal de granito negro de Horus, engalanada con la regia doble corona del Alto y Bajo Egipto. La entrada está flanqueada por muros pantalla adornados con columnas adosadas, sello distintivo de los templos del periodo tardío y ptolemaicos.
Al entrar, te envuelve la hipnotizante sinfonía del canto de los pájaros que emana del tejado. Esta sala hipóstila exterior, o pronaos, cuenta con 18 altísimas columnas que sostienen un techo celeste adornado con figuras astronómicas. Los muros cobran vida con escenas de ofrendas y relieves bien conservados que narran la ceremonia de fundación del templo. Un par de pequeñas cámaras adornan la pared sur: la “Casa de la Mañana”, al oeste, y la “Casa de los Libros”, al este.
El santuario interior del templo de Edfu, semejante al de Dendera, revela sus secretos sagrados. La segunda sala hipóstila, conocida como naos o Gran Patio, es anterior a la pronaos y cuenta con 12 esbeltas columnas que sostienen graciosamente su techo. Estas salas sagradas ocultan cámaras dedicadas a las ofrendas, un laboratorio que alberga recetas de incienso y ungüentos, y un tesoro que salvaguarda oro, plata, piedras preciosas, amuletos y utensilios rituales.
Más allá del Gran Patio hay una sala transversal que conduce a unas escaleras que ascienden hasta el tejado del templo y ofrecen unas vistas impresionantes del complejo del templo. Las paredes de estas escaleras presentan intrincadas tallas de sacerdotes en procesión, portando utensilios y estandartes sagrados.
A un tiro de piedra hay un patio de ofrendas al aire libre, que alberga un santuario tipo quiosco conocido como “El Lugar Puro”. Ecos de este santuario resuenan en el templo de Dendera, con su techo celestial que representa a la diosa del cielo Nut.
Yendo más lejos, llegamos al más sagrado de los santos, el santuario. Aquí encuentran su morada las reliquias más sagradas del templo, incluido el antiguo santuario naos de granito adornado con cartuchos de Nectanebo II de la dinastía XXX. Cerca, una capilla acuna una reproducción de la barca de Horus, conmovedor recordatorio de la perdurable devoción del templo.
Cámaras dedicadas a diversos dioses y a los rituales diarios del templo rodean el santuario, algunas ocultando criptas, sus secretos ocultos a las miradas indiscretas de los visitantes. Un corredor deambulatorio rodea el templo interior, con textos que relatan la fundación y construcción del templo, así como escenas del “Triunfo de Horus”, una narración mítica que se representaba cada año como una obra de misterio.
En el muro norte del recinto, un fascinante conjunto de relieves desvela la “Instalación del Halcón Sagrado”, un ritual fundamental que coronaba a un halcón vivo como encarnación tanto de Horus como del rey reinante. Esta ceremonia sagrada, grabada en piedra, resuena con el significado espiritual del templo.
A lo largo de los siglos, estudiosos y egiptólogos dedicados han tratado incansablemente de desvelar los misterios del templo de Edfu. Recientes estudios pioneros han arrojado luz sobre los intrincados textos jeroglíficos, insuflando vida a la antigua religión y mitología egipcias. Las tallas ptolemaicas que han dormitado en la piedra durante milenios se han convertido en una vasta e inestimable fuente de conocimiento, un puente que atraviesa el tiempo y revela el tapiz oculto de los rituales de los templos y la historia de Egipto.
Cuando nos encontramos en los sagrados recintos de Edfu, no somos meros espectadores de la historia, sino que nos convertimos en parte de su narración perdurable. El Templo de Horus en Edfu se erige como un faro del resplandeciente pasado de Egipto, un testimonio del espíritu inquebrantable de una civilización que ha trascendido el propio tiempo. Nos llama a explorar, a maravillarnos y a conectar con los misterios que se ocultan entre sus muros sagrados, invitándonos a embarcarnos en un viaje inolvidable a través de las arenas del tiempo.
Creado el 18 de marzo de 2020
Actualizado en Ago , 2024