Techo hipóstilo
La Enigmática Belleza del Techo Hipóstilo
Al adentrarnos en el corazón de este antiguo santuario, nos vemos transportados a un mundo donde convergen la historia y la divinidad.
Aquí, en los sagrados confines del techo hipóstilo, el pasado cobra vida y los rituales sagrados de Hathor, la diosa del amor y la maternidad, se desarrollan ante nuestros ojos.
La Primera Hipóstila: Una Puerta a lo Divino
El viaje comienza en la pared posterior del primer hipóstilo, donde la fachada del templo original se alza como testimonio de épocas pasadas.
Una puerta nos hace señas para que avancemos, conduciéndonos a un hipóstilo más pequeño conocido como la “sala de las apariencias”.
Es aquí donde la diosa Hathor hacía su entrada anual, un momento de significación divina.
Las seis elegantes columnas de Hathor que adornan esta cámara se elevan como centinelas, sosteniendo un techo adornado con aberturas cuadradas que permiten que los suaves rayos de sol bailen en su interior.
Un Tapiz de Ritual y Misterio
Los muros de este espacio sagrado atestiguan la participación del rey en las ceremonias rituales de fundación.
Sin embargo, los cartuchos, esos recintos sagrados que contenían los nombres de los gobernantes, permanecen en blanco, un testimonio silencioso de los tiempos inciertos de la época.
A ambos lados de esta sala, encontramos tres cámaras, utilizadas en su día como almacenes o capillas integradas en los rituales diarios.
Las escaleras que conducen al tejado del templo nos llaman desde cada lado, invitándonos a ascender a reinos superiores.
Más allá de la Segunda Hipóstila: Donde toma forma la devoción
Atravesando la segunda hipóstila, llegamos a la “sala de las ofrendas”.
Aquí, los abnegados sacerdotes y sacerdotisas de Hathor llevaban a cabo sus devociones diarias, una coreografía sagrada que conectaba lo terrenal con lo divino.
El ambiente aquí es de reverencia, donde el aire mismo parece resplandecer de espiritualidad.
Una Reunión de Deidades: La Sala de la Enéada
Ante nosotros se encuentra la “sala de la Enéada”, también conocida como “sala del ciclo de los dioses”.
Aquí se congregaban las estatuas de las divinidades asociadas en los días de fiesta, una asamblea celestial de seres divinos.
En el corazón de esta sala, un relicario central acunaba la naos, morada sagrada de la estatua de culto de Hathor.
Un Regalo a la Diosa
Ante el umbral, presenciamos una conmovedora escena tallada en piedra.
A ambos lados de la puerta, el rey extiende una humilde ofrenda -un exquisito espejo de cobre, uno de los emblemas sagrados de Hathor- a la diosa misma.
Es un momento congelado en el tiempo, un gesto de devoción que trasciende las edades.
En el abrazo hipnótico del Techo Hipóstilo, nos encontramos inmersos en un mundo de antiguos misterios y rituales intemporales.
Aquí perdura la presencia de la diosa Hathor, y las mismas piedras parecen susurrar secretos de devoción y divinidad.
Es un espacio sagrado que nos invita a desentrañar su enigmática belleza y a participar en el viaje espiritual de una época pasada.
Creado el 18 de marzo de 2020
Actualizado en Ago , 2024