Los secretos mejor guardados
Sólo en Rosetta {Rasheed}
Rosetta, o Rasheed, ocupa un lugar especial en los anales de la egiptología, debido principalmente al descubrimiento de la Piedra de Rosetta, un artefacto que desveló los secretos de la antigua civilización egipcia.
En la actualidad, esta emblemática piedra es una importante exposición en el Museo Británico de Londres, que atrae a multitudes intrigadas por su importancia histórica.
El descubrimiento de la Piedra Rosetta
En 1799, durante la campaña egipcia de Napoleón, un soldado francés, mientras reforzaba las defensas del fuerte de St Julien, cerca de Rosetta, desenterró lo que se convertiría en una piedra angular para comprender el antiguo Egipto.
La Piedra de Rosetta, parte inferior de una estela granítica mayor, data del año 196 a.C..
En ella figura un decreto de los sacerdotes de Menfis que refrendaba la divinidad del entonces faraón Ptolomeo V, de 13 años de edad, a cambio de beneficios sacerdotales que incluían la exención de impuestos.
Una clave trilingüe del pasado
Lo que hace que la Piedra de Rosetta tenga un valor incalculable es su inscripción trilingüe: jeroglífico, demótico y griego.
Esto le permitió servir de puente lingüístico.
En el momento del descubrimiento, aunque se sabía mucho sobre el antiguo Egipto, la escritura jeroglífica seguía siendo un misterio.
La constatación de que las inscripciones de la piedra ofrecían textos idénticos en tres escrituras supuso un gran avance en el desciframiento de los jeroglíficos.
El viaje de la piedra y el avance en el desciframiento
Tras la derrota británica de las fuerzas de Napoleón en 1801, la Piedra de Rosetta fue incautada en virtud de una cláusula del documento de rendición, con lo que pasó de manos francesas a británicas.
En Londres, Thomas Young realizó importantes avances en la comprensión del sentido de la lectura de los jeroglíficos e identificó los nombres reales en los cartuchos.
Sin embargo, fue el francés Jean-François Champollion quien, en 1822, realizó un avance monumental.
Discernió que los jeroglíficos eran traducciones del griego y no viceversa.
El meticuloso trabajo de Champollion, que identificó los jeroglíficos como alfabéticos, silábicos y determinativos, condujo a una comprensión exhaustiva de la escritura.
Sus esfuerzos no sólo descifraron la antigua lengua, sino que también contribuyeron inmensamente a la comprensión moderna de la cultura y la historia del antiguo Egipto.
Creado el 1 de mayo de 2019
Actualizado el 26 de enero de 2024