La pirámide de Hawara
Desvelando la majestuosidad de la Pirámide de Hawara
La narrativa del patrimonio arquitectónico de Egipto está marcada de forma prominente por la evolución de la construcción de pirámides, una saga que se divide en dos épocas cruciales.
Al principio, durante el Reino Antiguo, surgieron estos monumentales edificios, que simbolizaban el cenit de la primitiva civilización egipcia.
Tras un paréntesis, la tradición experimentó un renacimiento en el Reino Medio, enriqueciendo la región de Al Fayoum con algunas de sus pirámides más espléndidas.
De ellas, la Pirámide de Hawara, erigida bajo los auspicios del faraón Amenemhat III durante la XII Dinastía, se erige como un faro de los antiguos logros arquitectónicos.
Esplendor arquitectónico de una época
La Pirámide de Hawara se despliega como una estructura majestuosa, cuyas dimensiones abarcan 100 por 58 metros.
Su metodología de construcción es un testimonio de la innovación antigua, con ladrillos de barro revestidos de una fachada de piedra caliza pulida.
El santuario interior, diseñado para servir como lugar de descanso eterno del faraón, fue meticulosamente tallado en piedra de cuarzo, reflejando el estatus reverenciado de su ocupante.
A pesar de siglos de erosión y del empeño de los saqueadores de tumbas que se apoderaron de sus tesoros, la Pirámide de Hawara sigue exudando un encanto único.
Su perseverancia es un tributo a la creatividad y habilidad de sus antiguos arquitectos y constructores.
Una visita a la Pirámide de Hawara trasciende la mera exploración de la historia tangible de Egipto; representa una expedición a través del tiempo a una época de opulencia y enigma.
Hoy, incluso en ausencia de sus tesoros originales, la pirámide hipnotiza a quienes pasean por sus terrenos, ofreciendo una profunda conexión con el pasado y subrayando el perdurable legado de la proeza arquitectónica de Egipto.
Creado el 18 de marzo de 2020
Actualizado el sep de 2024